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Un viaje a vapor como hace 70 años . A El Viejo Expreso Patagónico le dicen La Trochita. Este pintoresco tren comenzó a rodar en 1945. Con sus máquinas Baldwin y Henschel y vagones fabricados hacia 1922, luego de varios años de trazado y tendido de vías, llegó a la Patagonia y realizó en ese año el viaje inaugural que llegó hasta Esquel. Tardó 14 horas en recorrer los 402 kilómetros entre Esquel y la cabecera norte de la línea, ubicada en Ingeniero Jacobacci, en la provincia de Río Negro.
Su tendido pretendía facilitar el tráfico de carga y pasajeros entre pequeñas aldeas como El Maitén, Leleque y Ñorquinco, con puestos de estancias ovejeras, y facilitar el trasbordo de la carga en Jacobacci, ya que por allí pasaba la red del Ferrocarril Roca que conectaba con Viedma y los puertos de Bahía Blanca y San Antonio Oeste, hasta llegar a Buenos Aires. En los años 90 comenzó su ocaso, como el de todas las redes ferroviarias del país, y renació como uno de los más pintorescos atractivos turísticos en las ciudades de Esquel y El Maitén. A unos 20 Km de Esquel se encuentra un pequeño asentamiento que forma parte de la agrupación mapuche de Nahuel Pan, que lleva este nombre en honor a quien fuera el cacique de la zona. En el recorrido, el tren luego de partir de la estación cruza ya en su primer puente, el arroyo Esquel y luego vira su recorrido para correr paralelo a la ruta 259, bordeando el Regimiento 3 de Caballería Ligera del Ejército Argentino y con excelentes vistas panorámicas al valle, al pie del macizo de Nahuel Pan, el más alto de la región. Más tarde cruza la ruta 259 y luego la ruta nacional 40 en el tramo que se dirige a la localidad de Tecka. Luego llega a la estación Nahuel Pan donde el convoy se detiene y los pasajeros pueden descender, visitar algunos locales de artesanías realizadas por aborígenes locales, mientras la máquina maniobra para preparar el regreso. También se puede tomar algún refrigerio en el vagón bar, donde se sirve café, chocolate y tortas caseras. La excursión dura aproximadamente dos horas y media y no se suspende por mal tiempo, salvo en caso de posibles atascamientos por acumulación de nieve. Dos veces al año y en temporada alta, se organiza con gente del lugar que se caracteriza para tal fin, un `asalto` emulando a los bandidos del siglo pasado que embestían contra el viejo expreso. Hoy es un atractivo más donde en medio del recorrido los maquinistas son obligados a detener el tren y dejar subir a los bandidos que interactúan con los pasajeros. Su mantenimiento es artesanal, los talleres funcionan en la localidad de El Maitén, donde se realizan los trabajos de carpintería, soldadura y metalurgia. Allí se reconstruyen de acuerdo con los planos originales las piezas que hoy en día no tienen repuesto. Los vagones construidos por la fábrica belga Famillereux, son de madera y tienen como única calefacción estufas de salamandra, que los mismos pasajeros alimentan con carbón o leña y que además sirven a la hora de calentar el agua para el mate. La Trochita se hizo famosa a escala internacional a partir de 1978, luego de la publicación de la novela El Viejo Expreso Patagónico (Old Patagonian Express), de Paul Theroux. En 1998 fue declarada Monumento Histórico Nacional, máximo galardón que puede recibir un bien patrimonial en la Argentina. Toda la información en: http://latrochita.patagoniaexpress.com/ |